Muchos son los que miden la inteligencia por lo que saben, por lo que consiguen y por todos los éxitos y premios que le son concedidos. Pero no advierte que todo lo que hay en el mundo es caduco, imperfecto y desaparece. Al final es como la basura, termina en los desechos, en nada.
La verdadera inteligencia nace de la sabiduría de saber que la vida está creada para ser vida, y vida no es muerte. Por tanto, la vida será siempre vida y nunca acabará. Pero lo más importante no es descubrir esto, que ya lo es. Lo más importante es encontrar a Aquel que lo ha prometido y lo ha cumplido en Él mismo:
YO SOY LA RESURRECCIÓN Y LA VIDA,
QUIEN CREE EN MÍ VIVIRÁ ETERNAMENTE
(Jesús de Nazaret)
No creer en Él, o al menos buscarlo y conocerlo, no me parece inteligente.
Sería bueno empezar el año buscándolo