Sin embargo, nos es más fácil escandalizar, dar mal ejemplo e influir con nuestros escándalos en los más pequeños, inocentes y débiles. Hoy, Jesús lanza palabras muy duras a quienes escandalicen a los pequeños:
«Es imposible que no vengan escándalos; pero, ¡ay de aquel por quien vienen! Más le vale que le pongan al cuello una piedra de molino y sea arrojado al mar, que escandalizar a uno de estos pequeños».
Por tanto, cuidemos de no ser motivo de escándalo y de ser misericordioso como lo es nuestro Padre del Cielo con cada uno de nosotros. Pidamos también el don de la fe y no nos cansemos de pedirlo, porque, al que pide se le dará
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