Jesús es el Vino que da Vida y llena de esperanza, con su presencia y poder, ese amor entre los esposos, a los que les une y les ayuda a vencer y soportar las diferencias, y a sostenerse en el amor. Un amor donde Jesús sacramento está en el centro de sus corazones.
Por todo ello, Jesús interviene y anuncia que el banquete Eucarístico, simbolizado en esta boda de Caná, donde Él es el centro que convierte e agua en Vino, es el alimento del que debemos alimentarnos – su Cuerpo y Sangre – que celebramos en el Banquete Eucarístico semanal y también diario.
Jesús es el Vino nuevo y bueno que nos salva. Quién come mi Cuerpo y bebe mi Sangre tendrá vida eterna, dice el Señor. La boda de Caná es figura de ese Banquete dominical donde el agua y el pan se convierten en el Cuerpo y la Sangre del Señor. Comamos y bebamos de ese Banquete.
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