jueves, 13 de enero de 2022

 

Aquel leproso experimentó esa vivencia y no pudo resistir su silencio. Gritó con alegría y júbilo su liberación y curación. Dar a conocer su Poder y su Bondad Infinita al liberarnos de la enfermedad con un Amor Misericordioso y gratuito es algo que nunca se ha visto.

Es lógica esa reacción. Nos ocurre también a nosotros. Cuando experimentamos alguna mejoría o curación de alguna enfermedad que nos aquejaba, exaltamos de júbilo y alegría. Se nos nota y lo compartimos con todos los que nos relacionamos. Y hasta los que no nos conocen lo notan en nuestros gestos y alegría.

La acción salvífica de Jesús no puedes callártela. Y, cuando tienes conciencia – al menos así yo lo creo – que Dios ha mediado en tu curación, tu alegría es doblemente exultante y compartida con los demás. Experimentas que Dios está a tu lado, te ve, te sostiene y te da la Vida.

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