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viernes, 16 de noviembre de 2018

Entregar la vida conlleva mucha paciencia y, quizás, también lejanía. En el silencio del desierto, quien ha dejado sembrar su corazón, encuentra el espacio donde aclarar y poner en orden sus ideas y avivar su fe. Por eso hay que ir con mucho cuidado.

No es bueno, al menos a mí me parece eso, insistir sin compartir. Se necesitan espacio de tiempo y paciencia para entender y comunicar tu experiencia y tus sentimientos. Y muchas veces son desconocidos por la misma persona que los sufre. Es necesario abrirse y dejar entrar el Médico que lo cura todo.

Por eso, las recetas son muy delicadas y en muchos momentos actúan negativamente. Se precisa mucha oración y mucha humildad. Es posible que haya que ir en busca de la oveja perdida, pero no todos los días se pierden las ovejas. Y hay que saber distinguir entre una oveja perdida y la que se deja, por propia voluntad, perder.

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