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sábado, 17 de octubre de 2020


(Lc 12,8-12): «Yo os digo: Por todo el que se declare por mí ante los hombres, también el Hijo del hombre se declarará por él ante los ángeles de Dios. Pero el que me niegue delante de los hombres, será negado delante de los ángeles de Dios.

En la hora de tu bautismo, tu Padre Dios, que conoce las dificultades que te esperan en el recorrido de tu vida, te ofrece el auxilio de su Espíritu para que en esos momentos de peligro te defienda y fortalezca.

Ahora, ese don del Espíritu Santo necesita tu disponibilidad voluntaria y tu acogida, porque, sin tu permiso, el Espíritu no moverá un dedo. Por tanto, necesita tu permiso y tu libertad, de modo que sin él nada podía hacer. Así que tú tienes la palabra de que el Espíritu Santo entre en tu corazón.

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