Basta solo mirarnos un poco para darnos cuenta de lo
necesitado que somos. Desde nuestro nacimiento hasta ya adultos dependemos
mucho de nuestros padres. Pero, también de toda la sociedad. El milagro de la
tierra nos da todo lo que necesitamos y, con frecuencia, nos olvidamos de dar
gracias.
Gracias por todo lo que necesitamos y que, casi nos lo ponen en nuestras manos, si mayor esfuerzo para nosotros. Sin embargo, momentos como los que vivimos actualmente nos pueden descubrir nuestra dependencia y la necesidad de levantar la mirada y sentirnos agradecidos.
Jesús, el Señor, sabe de nuestra pobreza y pequeñez. Conoce nuestras necesidades y nos invita a pedir, a buscar y a llamar. Conoces nuestras limitaciones y, aunque nuestro Padre nos regala todo lo que necesitamos, quiere que lo descubramos por nosotros mismos y se lo pidamos. Por eso nos ha enseñado a orar y a relacionarnos con Él en y por la oración.
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