Páginas

viernes, 6 de noviembre de 2020

 

 

Ante los problemas que nos plantea el mundo, ponemos toda nuestra astucia y sagacidad para solucionarlas. Sin embargo, cuando nos encontramos con la oportunidad de dar testimonio de nuestra fe, nos amilanamos y avergonzamos paralizándonos por miedo al ridículo.

Da la sensación que no sabemos lo que nos jugamos en lo que representa dar respuesta al compromiso de nuestra fe. Todo el dinero del mundo no vale nada respecto a lo que nos ofrece Dios, nuestro Padre.

Hemos recibido unos talentos para emplearnos astutamente en ganarnos, por y con la Gracia de Dios, esa Vida Eterna que nuestro Padre Dios nos ofrece gratuitamente. Y debemos despertar para ponerlos en juego hasta el punto de administrarlos bien y dar los frutos esperados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.