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sábado, 2 de enero de 2021

 

Tras el encuentro con Juan en el Jordán, Jesús es presentado por el Padre en la hora de su bautizo: Este es mi Hijo amado en quien me complazco – Mt 3,17 – y el Espíritu Santo descendió sobre Él. Desde ese momento Juan lo señalará como el Cordero de Dios a sus discípulos.                    

Esas palabras de Juan también fueron dichas para nosotros. Juan es testigo de la presentación de Jesús al mundo. Y también de la bajada del Espíritu Santo sobre Él. Y, ahora, nos lo manifiesta y proclama a nosotros. Ahora dependerá de ti y de mi seguimiento a Jesús.

Podemos negarnos – somos libres – y podemos seguirle. Lo que no podemos ni debemos es pedirte pruebas y más pruebas. Todo está ya consumado y en la Cruz nos ha dado la máxima prueba de su Amor muriendo para salvarnos.

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