Estar preparados es aconsejable y muy necesario. Quien previene y está preparado y vigilante puede evitar muchas sorpresas desagradables. Y ese estar preparado exige reflexión, mirada interior y vigilancia. Una vigilancia que te lleva a acercarte a Jesús, el buen Médico.
Porque, descubrirte pecador es el primer paso para acercarte a Jesús. Nadie, salvo Él, puede perdonar tus pecados y, por consiguiente, la única forma de conseguirlo es acudir a Él y, arrepentido, clamar misericordia. Porque, para eso ha venido el Señor, a salvar a los pecadores.
Él es el Médico que nos salva de nuestras esclavitudes, de nuestras apetencias, y egoísmos que son los causantes de nuestros pecados. Porque, lo que nos esclaviza es lo que permanece dentro de nosotros, en nuestro corazón, y que nos inclina al mal. Por eso, le pedimos al Señor, límpianos de nuestros pecados.
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