La exigencia de estar vigilante es tan urgente y necesaria hasta el punto que cada instante de tu vida, puede también ser el final. No sabemos cuándo seremos llamados, así que no hagas planes, o, al menos cuenta con Dios. La vigilancia es vital para no ser sorprendidos.
Vivir en esa vigilancia significa estar en permanente estado con la Palabra del Señor. Y eso lo hacemos cuándo, dónde quiera que estemos vivimos mirando para nuestro Padre Dios y actuando como su Hijo, el Señor, nos ha mostrado y enseñado.
Eso nos exigirá conocerle, seguirle y alimentarnos de su Cuerpo y su Sangre, para, fortalecidos en su Espíritu, soportar y superar todas las adversidades que nos salen a nuestro encuentro con el ánimo de relajarnos y ser sorprendidos infraganti y no cumpliendo la Voluntad del Señor.
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