Perdemos el tiempo
buscando signos, pruebas, milagros … Visitando lugares santos, testimonios …
etc. No es que todos eso sea malo, pero Dios no se descubre, ni se experimenta
en signos, milagros o pruebas. Dios lo descubres en lo más profundo de tu
corazón.
Tú, mi Señor,
permaneces, y tu Palabra es Palabra de Vida Eterna. Ayúdame a permanecer en
ella, a nunca obviarla ni darle la espalda, y a hacerla vida de mi vida en el
esfuerzo de cada día en hacer tu Voluntad. Amén.
Dios está
escondido en lo sencillo y humilde de cada día. Está al lado de aquel que pide
clemencia; está con el que sufre y tiene necesidades; está en el que trabaja
cada día por sacar adelante a su familia, en el que ama, en el que defiende los
derechos, sobre todo de los más indefensos.
Dios está en la vida misma, en el amor y la misericordia de los que tratan de que la vida sea digna, justa y verdad. Dios está en el camino, porque Él es Camino; Dios está en la Verdad, porque Él es la Verdad. Dios está en la Vida, porque Él precisamente es la Vida.
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