Páginas

sábado, 3 de octubre de 2020

Hasta el punto que sin Él nada crece ni nada se hace. Y nada es meritorio para el hombre porque es simple criatura del Creador. Por tanto, en todo lo que hagamos reconozcamos la mano de Dios y no tengamos la osadía de atribuírnoslo a nuestro esfuerzo y trabajo.

Indudablemente que, para hacer ese ejercicio y reconocimiento necesitamos revestirnos de humildad y reconocernos pequeños y pobres. Porque, será a partir de ahí cuando despertará en lo más profundo de nuestro corazón la necesidad de acercarnos al Señor y suplicar su Amor.

Y, para ello, no estamos solos. A parte del Espíritu Santo, recibido en la hora de nuestro bautismo, tenemos también la muy grata compañía de nuestro Ángel de la Guarda, que asignado por nuestro Padre Dios, camina a nuestro lado y nos aconseja, se preocupa por nosotros y colabora para ayudarnos a ir por el buen camino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.