domingo, 20 de diciembre de 2020

 

María, una joven, de aproximadamente catorce o quince años, es visitada, en una aldea perdida, pequeña e insignificante, por el Ángel Gabriel, para anunciarle que Dios la ha elegido para ser la Madre de su Hijo. Dios se fija en ella, pequeña, joven, humilde y sencilla. No busca grandeza sino un corazón abierto a su Palabra.

Es curioso, pero el Plan de Dios escoge los escenarios más humildes y a las personas más humildes, sencillas, pequeñas, indefensas, pobres para realizar la manifestación de su Poder y su obra redentora de salvación.

La mirada de Dios se paró en una aldea – Nazaret – casi imperceptible e insignificante, para desde allí anunciar al mundo, en la persona humilde de la joven María su Amor Misericordioso y Salvación eterna al mundo.

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