La fe se descubre en
esos momentos de tempestad por los que pasa tu vida. ¿Cómo puedes decir que
tienes fe si, tu vida, no ha pasado ninguna prueba? El amor es amor cuando se
demuestra en la adversidad. Mientras la duda está siempre encima de la mesa.
Me reconozco débil y
tentado a la seducción. Te necesito, Señor, para sostenerme firme en tu
seguimiento y fortalecer mi voluntad a fin de serte fiel y vivir de acuerdo con
tu Voluntad. Haz, Señor mío, que descubra cada día tu presencia entre nosotros,
pecadores.
Eso explica el camino de Cruz que eligió el Padre para su Hijo, nuestro Señor. Sólo en la Cruz Jesús dejó claro que estaba dispuesto a todo, hasta el extremo de entregar su Vida por la de cada uno de sus hermanos, los hombres. Comprendemos entonces su encarnación y su verdadero amor y misericordia. La Cruz es la prueba, y también nuestra salvación.