La comunidad cristiana debe ser descubierta por su unidad y su compromiso. No podemos olvidar que la Iglesia es la reunión de familias, o, por lo menos debe ser así, y eso debe notarse, no solo interiormente, sino también exteriormente. El testimonio se fundamenta en la unidad.
Una unidad en un solo Dios y una, por supuesto, sola fe. Una unidad que debe manifestarse en la convivencia de la comunidad parroquial y en los compromisos de unos con otros. Por supuesto, comunidades pequeñas donde todos puedan conocerse y amarse.
Y esa debe ser nuestra intención, la del esfuerzo de conocernos, de saludarnos, de tratar de amarnos. Porque, ¿qué es amar? Simplemente, atendernos, respetarnos y estar pendientes unos de otros en las cosas sencillas y necesarias de cada día. En todo aquello que está a tu alcance.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.