La soberbia nos puede impedir que abramos nuestro corazón a la Palabra de Dios. Pensamos que somos o podemos ser suficientes y rechazamos todo aquello que nos parece imposible y no entra en nuestra razón. Y, como no entendemos, nos parece no creíble y disparatado.
Así sucedió con todos aquellos discípulos que seguían a Jesús. La transustanciación del Cuerpo y Sangre de Jesús en pan y vino para ser alimento para nuestras almas, les pareció disparatado. Muchos, a partir de ese momento dejaron de seguirle.
Y ahora, ¿qué decides tú, también yo y todos? Porque no entra en nuestras cabezas ese Misterio, ¿le rechazamos? O, como Pedro, respondemos: ¿A quién vamos a seguir, Señor? Solo Tú tienes Palabra de Vida Eterna. En cada uno de nosotros está libremente nuestra decisión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.