Es posible que pienses que tu ignorancia te puede eximir de culpa, pero, no será así. Tú, por poco que sepas o por ignorante que seas, sabes lo que está bien o mal. Y cuando haces algo que está mal y, posiblemente lo ignores, pero son dignas de castigo, recibirás el castigo, valga la redundancia, correspondiente.
Jesús lo ha dicho claramente: «Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes; el que no la conoce y hace cosas dignas de azotes, recibirá pocos; a quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y a quien se confió mucho, se le pedirá más».
Conviene, pues, tratar de actuar en verdad y justicia y hacer las cosas lo más correcta que puedas. No desear para otro lo que no deseas para ti, puede ser el principio. Así no correrás el peligro de verte sorprendido en la hora que seas llamado a la presencia del Señor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.