Satisfechas las necesidades exigidas por nuestra naturaleza humana, experimentamos que nuestro espíritu no queda en paz ni satisfecho. Sentimos un vacío que, descubrimos, que sólo llenamos con amor, verdad y justicia. Sólo así nos sentimos en paz.
Una paz que encontramos en el Señor y que nos fortalece para, no sólo vivir en plenitud sino para darla también anunciando esa Palabra que nos llena interiormente. Porque, cuando somos invadidos por el Amor de Dios, no podemos quedarnos de brazos cruzados.
Irrumpimos, como mañana lo hace Juan el Bautista en el Evangelio del domingo, anunciando y llamando a preparar el camino del Señor. Porque, necesitamos dar a conocer esa Buena Noticia que nos trae Jesús y agregarnos a esa tarea de anunciarla y proclamarla
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.