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jueves, 23 de diciembre de 2021

 

La fe exige alimento y cuidados, pues, una fe alejada de Aquel en el que crees está amenazada por el olvido y la debilidad. Jesús así lo expresó: “El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna yo lo resucitaré el último” –Jn 6, 52-29 -.

Precisamente, estos momentos celebrativos no son para distraernos con luces, fiestas y comidas. Como decíamos al principio, esos festejos, luces y comidas deben ser la causa de sentirnos profundamente salvados eternamente al celebrar que nace el Niño-Dios, salvador del mundo.

Y ese es el carácter y fundamento que debemos darle a estas fiestas. Nace el Niño que viene a traernos la Buena Noticia de Salvación, y también, Juan el Bautista, unos meses antes, que preparará en su momento el Camino para un bautismo de conversión. Y, personaje muy importante, la Virgen María, Madre de Dios.

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