Es necesario
cambiar nuestra manera de pensar y de ver las cosas. Nuestro valores están
fijos en este mundo y dirigidos a satisfacer nuestros egos. Y para ver el Reino
de Dios necesitamos cambiarlos según su lógica y no la nuestra.
Hay momentos
delicados donde la duda se agiganta y tu fe zozobra y va a la deriva. Son
momentos donde nuestra confianza en Dios debe ser firme y nuestra paz debe
sostenerse en sus manos. Nunca desesperar y confiar que Él vendrá a sostenernos
y levantarnos.
Nacer de nuevo
consiste en transformar tu corazón, mundano y apegado a las cosas de este
mundo, en un corazón injertado en el Espíritu Santo, para vivir según la
Voluntad de Dios: amando misericordiosamente como Él nos ama. Es pasar del
egoísmo a la generosidad; del imponer tu voluntad a darte gratuitamente por
servir con generosidad.
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