En los momentos de
oscuridad, de extremo peligro, experimentamos realmente a quien le importamos y
quien está dispuesto llegar hasta el extremo de dar su vida por nosotros.
Sabemos que Jesús, el Hijo de Dios, dio su Vida por la nuestra.
Hay muchos momentos
que me hago esa pregunta, ¿qué sería de mí sin tu presencia, Señor? Porque, sin
Ti, mi Señor, toda mi vida se vendría abajo; mi paciencia terminaría por
desbordarse; soportar al diferente me sería imposible y mi existencia sería un
suplicio. En cambio, contigo, Señor, aunque hay problemas, todo tiene sentido y
esperanza.
En la parábola que
hoy nos narra Jesús en el Evangelio, nos revela el Inmenso Amor de su Padre.
También nuestro Padre, nos dice, y cuan grande es su Amor que llega hasta el
extremo de comprometer a su Hijo por nuestra salvación y la del mundo. Tal es
su compromiso que, su Hijo, nuestro Señor, llega al extremo de dar su Vida por
cada uno de nosotros. Señalado de forma personal y singular, con nombre y
apellidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.