Por un lado, debemos inquietarnos, exigirnos y
esforzarnos, pero, por otro lado no debemos de estar tan preocupados. Tenemos
confianza en la Infinita Misericordia de nuestro Padre Dios, y a ella nos
abandonamos. Eso sí, esforzándonos en ser fieles a su Voluntad.
¡Dios mío!, por intercesión de Santiago Apóstol,
danos esa capacidad y fortaleza para servir, no movidos por intereses o
beneficios, sino simplemente por amor. Un amor que se da gratuitamente, tal y
como lo recibimos de Ti, mi Señor.
¿Acaso pensamos que podemos quedar limpios de toda
cizaña por nuestros méritos? ¿Acaso pensamos que merecemos la salvación y el
perdón de nuestras faltas? Si no fuera por la Infinita Misericordia de nuestro
Padre Dios, nadie podría salvarse. Tenemos esperanza de estar a la derecha de
nuestro Padre Dios, en el día de la ciega, gracias a su Infinita Misericordia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.