miércoles, 4 de noviembre de 2020

 

La realidad es que todos buscamos lo mejor. Y lo mejor es la felicidad eterna, porque una felicidad momentánea y caduca deja de ser felicidad. De modo que, todo aquello que constituye mi jerarquía de valores, si no me sirve para lograr esa felicidad y vida eterna, no me sirve de nada.

Si eso no es así, es evidente que estamos siguiendo un camino equivocado. Las cosas de este mundo no sirven sino para este mundo, pues todas – sabemos – se quedan en él. Luego, si nuestro destino es otro, debemos buscar las cosas que nos sirvan para llegar a ese otro mundo.

Y, para eso, lo único válido es seguir a Jesús, el Señor E hijo de Dios. Él es el Camino, la Verdad y la Vida, y todo debe ser supeditado a Él. Todo en función de Él y para su servicio, que es buscar el bien de los más necesitados, porque esa es la Voluntad de nuestro Padre Dios. Amén.

 

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