martes, 8 de diciembre de 2020

 

Por la Gracia de Dios nuestro destino es vencer al pecado. Ese pecado con el que nacemos y que, ya en la hora de nuestro bautismo lo expulsamos de nuestro corazón. Nuestra vida será una lucha constante por evitar que vuelva entrar, pero, experimentamos debilidad y flaqueza y le abrimos de nuevo la puerta.

Y nos damos cuenta que necesitamos al Espíritu Santo, el mismo que bajó a nosotros en la hora de nuestro bautismo, para expulsar de nuevo al pecado. Esa será el sino de nuestra vida, la lucha contra el pecado, porque no nos dejará tranquilo. Siempre estará tratando de convencernos de lo que él nos ofrece para que desechemos la acción del Espíritu Santo.

Porque, nuestro destino es la pureza, la limpieza de todo pecado. Somos hijos de María, la Inmaculada y, siendo sus hijos, estamos llamados a ser como ella un día, inmaculados para entrar en la Casa del Padre. Y por su intersección y la Gracia del Espíritu de Dios lo podemos conseguir. Pidámoslo a nuestra Madre. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.