martes, 5 de enero de 2021

 

El primer amor es hermoso, pero corre siempre un gran peligro. Con el tiempo y la rutina se ve amenazado a la decadencia y a la devaluación. Por tanto, mantenerlo es la batalla de cada día. 

Podemos sentir admiración por muchas cosas – obras de artes, personas virtuosas y habilidades y otras – pero la admiración por el Hijo de Dios, tal y como lo experimentó Natanael, no puede convertirse en una admiración cualquiera. Él es ese Sol que ilumina toda nuestra vida.

Por tanto, cuidemos esa admiración que hemos sentido en un primer momento al encontrarnos con Jesús y no perdamos de vista que Él es nuestra única esperanza de alcanzar eso que sentimos y deseamos, la Vida plena de gozo y felicidad Eterna.

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