viernes, 6 de agosto de 2021

 

 

Posiblemente, el mérito – ente paréntesis – de los apóstoles fuese su perseverancia, su paciencia y confianza, a pesar de no entender nada, en el Señor. Ellos le siguieron y tocados en el corazón por la Palabra de Jesús permanecieron sin entender nada – como niños, a su lado.

Esa es la fe que, al menos en estos primeros pasos, se nos pide. Una fe como los niños, pura, bien intencionada, transparente, sincera, confiada. ¿Entienden los niños a sus padres? ¡No!, y sin embargo creen en ellos. Están seguros de que sus padres les dicen la verdad y procuran su bien.

También nosotros necesitamos creer así. No entendemos los planes de Dios, pero es nuestro Padre y busca nuestro bien. Nos promete felicidad y vida eterna, eso que todos experimentamos que deseamos en lo más profundo de nuestro corazón. Luego, ¿por qué no abrirnos y fiarnos de su Palabra?

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