Descubrir el error del otro no es nada fácil y, todavía más difícil, saber reprenderlo. Ello implica conocer tú lo que debe ser correcto para alumbrar y reprender al amigo que lo está haciendo mal. Y, lo más difícil, hacerlo con verdadera caridad evitando dañar los sentimientos del hermano.
Toda esa actitud de corrección debe ir revestida de gran humildad y ser tratada de forma íntima y con mucho respeto. Y con mucha paciencia para no levantar enfrentamientos ni rechazos. Saber esperar también que el tiempo y la comunidad nos ayude.
Sobre todo con mucha oración, porque, cuando lo oídos se cierran será difícil que entre la verdad. Una verdad que también debemos buscar todos a la luz de la Gracia del Espíritu Santo a quien debemos abrirnos para que nos auxilie y nos asista con la verdad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.