No se trata simplemente de cumplir, sino de amar. Porque, cuando se ama el cumplimiento tiene verdadero sentido y se hace más ligero, suave y hasta gozoso. Por eso, lo verdaderamente importante es el encuentro amoroso con Jesús. Porque, cuando descubre el amor, todo es diferente.

Diferente y se aligera, se suaviza y es deseado y gozoso. Porque, el amor todo lo hace posible y hasta, diría, fácil. El Amor en el Señor. Es lo que le faltaba a aquel joven que arrodillándose ante Jesús le interrogaba sobre cómo alcanzar la Vida Eterna. Y la respuesta de Jesús fue inequívoca.

Simplemente amar. Amar. Al parecer, aquel joven tenía bien atado su corazón. La respuesta de Jesús es tajante: «Una cosa te falta: anda, cuanto tienes véndelo y dáselo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; luego, ven y sígueme». Se hace necesario vaciarnos de todo lo que impide que Jesús sea el centro de nuestro corazón