domingo, 23 de enero de 2022


Mi ceguera es tal, Señor, que me dejo seducir por las ofertas, engaños y apariencias de este mundo. Falsas apariencias y espejismos que me seducen y debilitan mis fuerzas para resistirme. Y, Tú, Señor, respetas mi libertad y, a pesar de eso, estás siempre a mi lado esperando mi respuesta.

Quiero, Señor, abrir mis ojos y escuchar tu Palabra. Quiero creer que el Espíritu te ha ungido, tal y como nos dices hoy en el Evangelio de Marcos. Y que vienes a evangelizar a los  pobres, liberar a los cautivos y dar la vista a los ciegos.

Abre, Señor, mis ojos y no permitas que permanezcan cerrados, para que, de mi corazón, salga un grito de alabanza y de un fuerte y decidido a dejarte vivir y actuar dentro de mi pobre corazón. Porque, Señor, quiero dar todos esos frutos de buen amor que Tú esperas de mí.

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