Sería absurdo que alguien de tu mismo pensar y sentir se ponga a expulsar a sus mismos compañeros. ¡No se entendería! Ese fue el argumento con que aquellos escribas – del tiempo de Jesús – le acusaban. Absurdo y disparatado y sin ninguna consistencia razonable.
Nadie puede vencer a otro siendo el otro más fuerte. Tendría primero que inutilizarlo para poder vencerle. Es eso lo que Jesús les dice, en forma de parábola, cuando habla de ese forzudo – demonio – al que hay que atar para vencerle.
Frente a Jesús el demonio – forzudo – nada puede hacer, porque, el Poder de Jesús es mayor. Está, por mucho que quiera, vencido por el Amor de nuestro Señor Jesús. Un Amor – gratuito – manifestado en la entrega de su Vida, para liberarnos del poder del Maligno, en la Cruz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.