Jesús nos ve y camina a nuestro lado. Y se da cuenta de nuestras flaquezas, de nuestros desmayos y nos ofrece su Cuerpo y Sangre. Para eso se ha quedado en el Sagrario como alimento espiritual que nos sostiene y fortalece en nuestro camino.
No perdamos nunca la confianza ni la seguridad de que Jesús camina con nosotros. No podía ser de otra manera. ¿Cómo, si no, ha venido a este mundo y ha entregado voluntariamente su Vida para salvar la nuestra? ¿Se puede entender que nos abandone después?
En el Evangelio de hoy vemos el detalle y la preocupación de Jesús con aquel gentío que llevaba tres días siguiéndole. Tuvo compasión de ellos y les dio alimento para que se fortalecieran y no desmayaran en el regreso a casa. Quizás, símbolo de ese alimento Eucarístico que nos ofrece para que nos sostengamos firmes
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.