El camino que importa es el camino que nos lleva al
gozo pleno de estar con el Señor, felicidad eterna. Esa es la meta de toda
persona. Pero, ¿dónde buscarlo? Porque, nuestra experiencia es que aquí, en
este mundo no se encuentra.
Señor, no entiendo, ni
entenderé por qué me amas. Sé que no te hago falta para nada. Posiblemente te
entorpezca y te dé lata, pero, a pesar de todo, Tú, mi Señor, me amas de manera
infinita y misericordiosa. Sólo, perplejo y asombrado, Señor, puedo darte las
gracias.
Y si no está en este mundo, ¿dónde está? Porque, una cosa es evidente, todos queremos ser felices. Y si queremos ser felices es porque alguien ha puesto dentro de nosotros ese anhelo y deseo. Lo lógico será pensar que ha sido quien nos ha creado. De modo que el sentido común nos señala que nuestra felicidad – tan deseada – ha de estar en la búsqueda de nuestro Creador. Y ese Creador Padre, nos lo revela Jesús, su Hijo y nuestro Señor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.