Cuando se habla de millones
de años, es fácil suponer que la cadena de todos esos hechos que hoy suponen,
muchos son supuestos y deducidos por la razón, pero no científicamente
comprobados. Sin embargo, nadie los discute.
Por otro lado, poco hay que
decir al respecto, porque poco interesan. O dicho de otro modo, no comprometen
la vida del hombre, ni cambian su destino, ni tampoco le resuelven su problema
de búsqueda de la felicidad. Por lo tanto, importa creerlo o no. Están
contenidos en un interés más histórico o cultural.
Respecto a Jesús, su Vida y sus hechos están contados y
transmitidos por testigos oculares, tal y como hoy nos dice Lucas (Lc 1,1-4;4,14-21): Puesto
que muchos han intentado narrar ordenadamente las cosas que se han verificado
entre nosotros, tal como nos las han transmitido los que desde el principio
fueron testigos oculares y servidores de la Palabra, he decidido yo también,
después de haber investigado diligentemente todo desde los orígenes,
escribírtelo por su orden, ilustre Teófilo, para que conozcas la solidez de las
enseñanzas que has recibido.
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