
La experiencia de aquellos
que han pasado ya un tiempo largo y han ido probando todo lo que el mundo les
ofrece, no parece muy satisfactoria. Al final siguen en el mismo punto de
partida: su corazón está vacío, hueco y necesitado de gozo y paz. Las ofertas
mundanas no parecen dar resultado.
El hombre se cansa y se
agota. El mundo le llena de: móvil, Internet, el viaje a las Bahamas, el
trabajo desenfrenado para ganar más y más dinero, el coche mejor que el del
vecino, o el gimnasio para lucir el mejor cuerpo del país.... Es lo que les
pasa a muchos actualmente.
Pero, el hombre no progresa espiritualmente. Sí, avanza tecnológicamente,
pero se vacía de sentido y de gozo espiritual que le deja hueco y sin rumbo. Se
pierde y se destruye cada vez más. Necesita una respuesta trascendente que dé respuesta,
valga la redundancia, a su interrogante de Vida Eterna.
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