Ser misericordioso exige humildad y sencillez, porque quien
no es así no puede perdonar. Y la misericordia perdona por encima de la culpa
cometida. Porque ser misericordioso es perdonar por amor. Y es esa Misericordia
la que nos sostiene y nos salva.
Porque, por nuestros
pecados estamos ya condenados justamente. El poderoso y suficiente nos condenarían
por derecho, pero Dios, nuestro Padre, nos salva por su Amor Misericordioso.
Más, para eso necesitamos ser humildes., porque son a esos a los que Dios ha
venido a darles su Misericordia.
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