Y por mucho que insistamos no
se nos dará otra prueba sino la Cruz, donde el Señor fue crucificado y, tras la
muerte, Resucitó. Nuestra incredulidad nos cierra el camino de conversión y nos
aparta de la redención. Porque por el Señor, su Pasión y Muerte, hemos quedado
justificados.
Hagamos un acto de fe y pidamos la Gracia de ser dócil
a la Palabra del Señor y, como los ninivitas, confiando en Jesús, seamos
dóciles a su Palabra. Amén
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