Dentro de nosotros
están esa sal y esa luz que Dios nos ha dado. Quizás no las hayamos
descubierto, pero están. Y esa será nuestra misión, descubrirla y sacarla para contagiar,
dar sabor y alumbrar para el bien de todos.
Hay muchos
momentos que mi vida se tambalea, se viene abajo. Pequeñas cosas alteran y
fatigan mi camino y donde encuentro fuerzas para aceptarme, vigorizarme y
levantarme es cuando me doy cuenta de que Tú, mi Señor, no te has ido y estás
presente en mí. Es entonces cuando encuentro fortaleza, ánimo y esperanza para
seguir mi camino.
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