martes, 18 de febrero de 2025

PENSAMIENTOS EN EL SILENCIO DE LA NOCHE

No nos vamos a salvar por nuestras obras, sino por la Gracia de Dios. Eso no significa que nuestra fe y esperanza deben apoyarse en nuestras buenas obras, pero nuestra salvación nunca será por nuestros méritos, sino por la Infinita Bondad y Misericordia de nuestro Padre Dios.

Eso quiero y trato. Mi vida, Señor, Tú lo sabes, se puede resumir en el esfuerzo de parecerme a Ti. Claro está que no lo logro, y mis pecados me alejan de Ti. Por eso, Señor, te pido que conviertas mi endurecido corazón en un corazón suave y humilde.

Y eso debe ayudarnos a no vivir tan apegado a los cumplimientos y normas, aunque conviene, y mucho, cumplirlas, sino a estar más centrados en que nuestro corazón sea un corazón de hijo respecto a nuestro Padre Dios. La parábola del hijo pródigo nos puede alumbrar mucho en este sentido. No nos dejemos seducir por las cosas de este mundo y, en consecuencia, dejar la Casa de nuestro Padre. Ya estamos en ella, no la abandonemos, porque en ella está nuestra eterna felicidad.

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