Siempre es sabido que la verdad molesta a los que
buscan enriquecerse de manera fácil, cómoda y rápida. Viven en la mentira y
tratan de seducir con engaños y falsedades a los más vulnerables, ignorantes y
pobres, necesitados de ayuda y conocimientos.
Señor, sin tu presencia, mi vida va dando bandazos.
Sé, y eso me llena de esperanza, que Tú me buscas, me amas y quieres mi bien.
Tu Amor y Misericordia son Infinitos y en ellos me consuelo y camino con la
intención de ponerme en tus manos. Porque, Señor, sin tu presencia, mi vida se
pierde.
Precisamente, los pobres y marginados, por su condición de exclusión, buscan en quién confiar, escuchan, se fían de los que les proponen mejorar, encontrar soluciones a sus problemas y necesidades. Es a esos, ávidos de escuchar, a los que Jesús propone su Palabra, les cura y les da esperanza de vida eterna. Pero, no parece eso contentar a los poderosos de este mundo. ¿Tú qué piensas?
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