Es evidente, la
experiencia nos lo descubre, el mundo no entiende de dolor ni compasión, solo
sabe de justicia y poder. Pero, una justicia de favores, de intereses y
privilegios que va unida al poder y la fuerza. De modo que les toca a los
pobres y débiles sufrir.
Señor, ¿a dónde voy?
Mi corazón no para de buscarte y experimento que sin Ti, mi Señor, mi vida
pierde todo su sentido. Quiero, Señor, ser un buen samaritano y hacer todo lo
que está en mis manos con mis prójimos más cercanos. Dame sabiduría y capacidad
de ser compasivo y misericordioso.
Por eso, llegado Jesús a este mundo, su irrupción – Verdad y Justicia - molesta al mundo. Y enemista a los amigos de la mentira, de la injusticia y del poder. Su amor y compasión por los pequeños, débiles y pobres, mal tratados y explotados, choca con aquellos que, para provecho e interés suyo, aprovechan su poder para satisfacer sus egoísmos y placeres.
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