Es evidente, al
menos no es difícil suponerlo, de que hemos sido creados para vivir
eternamente. Ahora, otra cosa que clase de vida eterna alcanzaremos, porque,
eso, es decir, la felicidad o no, dependerá de nuestra manera de comportarnos
en esta vida.
Señor, sé que
caminas conmigo, y eso me llena de esperanza, de ánimo y de confianza. Sin Ti
todo sería un caos imposible de ordenar y salvar. Contigo cambia todo. Dame la
sabiduría, la paciencia, la fe y la capacidad de serte fiel en cada momento de
mi vida.
Y esta suposición tiene mucha relación con nuestros deseos más profundos. Porque, a nadie se le escapa ese anhelo que todo hombre tiene de vivir eternamente, hasta tal punto que se entrega a muchos sacrificios por mantener su juventud. Su máxima ilusión es ser siempre joven, y por supuesto, eterno. Y esa propuesta solo viene de Dios.
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