Toda ley tiene un mandamiento
principal. Uno que es más fundamental que otro y que preside a todos los demás.
La principal justificación y consecuencia de nuestra existencia es el amor. Sin
amor no hubiésemos sido creados.
Por lo tanto, amar es el
fundamento de la Ley de Dios. Porque, Dios, es el Creador de la vida, y sin
vida no estaríamos en el mundo. La vida, creada por Dios, nace del Amor que Él
nos tiene y nos da. Por eso, al ser todos hijos de su Amor por nosotros, todos
necesitamos amarnos también.
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