Gracias a ese Espíritu de Misericordia, el hombre se
experimenta salvado por el Amor del Padre. Jesús, el Hijo, enviado para
transmitirnos esa Buena Noticia, ha pagado, con su muerte libremente aceptada,
por nuestro rescate. Y el Padre lo ha aceptado.
Sin merecernos tal
perdón, por amor hemos sido perdonados y salvados. De la misma forma, nuestra
ley debe ser misericordiosa y, a pesar de sus consecuencias y castigo, debemos
estar en actitud de perdonar y amar. Sobre todo al enemigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.