Jesús, el Señor, piensa lo mismo y, por eso, su Padre, nuestro Creador, nos ha creado para ser humildes y servidores. Sobre todo, de los más pequeños, débiles y pobres. Y así envió a su Hijo, nacido en un pesebre, sencillo y humilde y los pastores como invitados.

Quienes piensan que con solo sus esfuerzos, sus capacidades y talentos pueden conducirse en la vida y ser felices, viven en la oscuridad y están cegados por la mentira y la falsedad. Todo lo que tenemos nos ha sido dado, y la razón fundamental es para que sirvamos a los más necesitados y marginados.

Por tanto, de nada tenemos que halagarnos, pues lo que hagamos no es consecuencia de nuestras capacidades y talentos, sino de la Gracia de nuestro Padre Dios que nos las ha dado. De modo que, reconozcamos con humildad que todo nos viene de nuestro Padre Dios, y no nos ensalcemos por que cumplamos con nuestra obligación.