Aquel funcionario real vivió esa experiencia que hoy nosotros conocemos a través de los acontecimientos que observamos y recibimos de otras personas. Él también nos deja su testimonio, buscó desesperadamente a Jesús y le pidió que curase a su hijo. E incluso creyó cuando le dijo que estaba curado.

Quizás muchos nosotros no nos atrevamos a expresarlo, a compartirlo con nuestros familiares o amigos íntimos. Permanecemos en silencio, pero, ¿qué sucede en nuestro corazón? Indudablemente, eso solo lo sabrá Dios.

Yo, personalmente, me quedo con la experiencia de búsqueda de Dios. Porque, en Él encuentro lo que busco y lo que realmente deseo: Vida plena de gozo y felicidad eterna. Precisamente, Él me la propone y me señala el Camino, la Verdad y la Vida para conseguirla. Por eso, trato de seguirlo.