martes, 16 de marzo de 2021

 

Nuestras inclinaciones naturales nos arrastran y paralizan nuestras vidas. Padecemos muchas clases de parálisis y, el peligro, no es que las tengamos, sino que las aceptemos como excusas y justificación para no movernos quedándonos establecidos y acomodados.

No podemos quedarnos quietos y resignados a nuestra condición humana. Debemos luchar y enfrentarnos a nuestras parálisis, porque tenemos a Jesús con nosotros y a nuestro lado. Él nos tiende su Mano y nos anima a levantarnos y, tomando nuestras cruces, emprender de nuevo nuestro camino.

Eso sí, debemos estar dispuestos, atentos y vigilantes a la acción. El Señor nos ve y pasa a nuestro lado como le sucedió a aquel paralítico. Con y en Él podemos levantarnos, pues, su venida a este mundo está relacionada con el tendernos su Mano para ayudarnos a levantar, tomar nuestra cruz y seguir el camino. Pero, ¡una cosa, necesita tu sí!

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