Jesús
nos habla de una forma sencilla y clara. Nos pone comparaciones de la vida y
situaciones de cada día que nos ocurren en cada momento y que están al alcancen
de nuestro entendimiento. Pero, para ello necesitamos abrir los ojos de nuestra
alma.
Mi
deseo, Señor, es estar cada instante de mi vida contigo. Estar consciente de
que Tú caminas a mi lado y me amas misericordiosamente perdonando todos mis
pecados y debilidades. Te pido paz, sabiduría para no alejarme de Ti y
fortaleza para sostenerme a tu lado.
El Señor siembra en todos los corazones, buenos y malos; escuchante e indiferentes; atentos a la acogida o duros de corazón. La siembra es para todos, sin distinciones de ningún tipo. Ahora, hay muchos que mirando no ve, ni escuchando entienden.
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