Sin
lugar a duda, nuestra Madre, la Virgen María – hoy bajo la advocación de Virgen
del Carmen – nos enseña claramente el camino a seguir para llegar, también
nosotros, al pie de la cruz, junto a su Hijo Jesús. Humildad, sencillez,
obediencia y fe.
Ayúdame,
Espíritu Santo, a dejarte actuar en lo más profundo de mi corazón y a sacar, al
primer plano de mi vida, todos tus dones y frutos para que, de esa manera,
pueda dar gloria a Dios con mi vida y mis obras. En tus manos, Espíritu Santo,
pongo mi vida. Amén.
Hoy
celebramos la festividad de la Virgen del Carmen, pero, quizás nuestra mirada
se fija solo en la Virgen como la patrona del mar y de los marineros. Es verdad
que cruzando los mares nos acordamos mucho de nuestra Madre, pero, la Virgen es
la Madre de Dios.
Y, como Madre también nuestra, nos enseña el camino que nos lleva al encuentro con su Hijo Jesús. María, Madre que nos cobija y nos habla del camino a tomar. Camino de humildad, de obediencia y de fe. Fe en la Palabra de su Hijo, que María, su Madre, nos presenta.
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