El
principal amor de Dios, por el que envió a su Hijo, hasta el extremo de dar su
Vida en una muerte de cruz, es el amor a los hombres. Un amor que sigue vigente
y que da gloria y alabanza a Dios en la Resurrección gloriosa de su Hijo,
nuestro Señor.
Tu
yugo, el de amar hasta a mi enemigo, es un yugo pesado y difícil. Hay momentos
que no puedo ni con los míos propios, ¿y Tú me pides que tome el Tuyo? Dame,
Señor, las fuerzas para aceptar tu Voluntad y tomar el yugo de tu Amor
misericordioso.
Ocurre
que cuando, te olvidas de tus problemas – yugos – y te preocupas, incluso,
cargas con los de los demás – amas – estás, a pesar de que no lo sepas, tomando
el yugo de Jesús, el Amor incondicional y gratuito, para arte gratuitamente a
los demás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.